Mis conclusiones son muy positivas y ha sido una experiencia enriquecedora, a la vez que muy intensa.
Creo que se han realizado de forma adecuada todos los pasos de la intervención:
1.- Observación y búsqueda de información:
Datos relacionados con la historia de los dos casos estudiados, y del contexto familiar y del entorno.
He podido comprobar la necesidad de obtener información lo más amplia y completa posible, así como la necesidad imprescindible de la colaboración entre los distintos profesionales (pediatra, psicólogo…), para la realización de un Plan.
En el procedimiento de recogida de información se ha utilizado la entrevista evolutiva y clínica y pruebas estandarizadas.
2.- Análisis de datos:
Al analizar los datos se realiza una hipótesis del problema.
3.- Intervención:
Tan pronto como se realiza un diagnóstico hay que planificar un plan de tratamiento inmediato; está demostrado que la atención temprana y la intervención precoz es una buena inversión.
Además de realizar un programa individual de atención, los familiares necesitan una información continua y un apoyo interpersonal.
Las familias pueden, y deben, desempeñar un papel crucial en el tratamiento, a la hora de contrarrestar el aislamiento, estimular la imitación y la atención compartida, facilitar la comunicación y el desarrollo de competencias sociales, y muchos otros aspectos que deben tenerse en cuenta en la planificación personalizada. Hay que prestar especial atención a consideraciones cruciales de la vida diaria en esta edad, como son la alimentación, el control de esfínteres, el sueño…
Esta parte de intervención es la que más me ha gustado, y a pesar de ser una experiencia gratificante me he dado cuenta de que todavía me queda mucho que aprender.
Quiero agradecer a todos mis compañeros/as de la Asociación Autismo que han hecho posible que estas prácticas hayan sido tan interesantes y llevaderas. Me llevo un buen recuerdo del centro, de su personal, de los niños y de sus familias.
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